viernes, 4 de febrero de 2011

El nombre es el alma


Hace un par de meses supe de la historia de Khrigi, una india aché que a finales del siglo XIX fue secuestrada por colonos paraguayos cuando sólo tenía 3 años y, hasta los 15, usada como conejillo de indias para estudios de comprobación de superioridad de raza y otras atrocidades. Uno de los detalles que considero memorable del caso fue que ella, por la fecha en que sucedió su secuestro, en un contexto violento y de muerte, fue rebautizada por sus captores como “Damiana”, esto por Damián, el santo que marcaba en el calendario ese día. Resulta, como reflexioné sobre el punto en otro espacio, que ese nombre recuerda a una doble desgracia para ella, para su historia. Es el nombre que le impusieron sus agresores y, además, fue seleccionado del calendario en la fecha de su desgracia. Por eso, cuando su comunidad recuperó sus restos, luego de más de 100 años, la rebautizaron con el nombre aché "Khrigi", como enmienda y restitución de su identidad. 

Y bueno, me acuerdo de este caso a propósito del nombre. Tenemos que elegir uno para la bebé. Eso me interesa hacerlo bien pensado, bien masticado, bien sentido. Y no puedo más que sentirme acompañada en esta aspiración por un conocimiento que me otorgó el sabio Bartomeu Melià por medio de un texto suyo. 

En la cultura guaraní, el nombre es el alma. Cuando un ser anuncia su presencia en el mundo, el chamán comienza un rito de danzas y cantos con el que llama a los espíritus sagrados a que le dicten con acierto el nombre-alma de la criatura. Decía al respecto al antopólogo alemán Curt Unkel Nimuendajú (al que menciona Melià): “el nombre es un pedazo del alma del portador…” 

Es tan rico y profundo lo que plantean los guaraníes. A atender esto. Si resulta que un ser es nombrado equivocadamente, si el dictado sagrado no llegó con claridad a destino y en vez de así lo nombraron asá, puede resultar trágico. Dice Melià: “El ser de cada uno de los Guaraníes, su historia y su destino, son dichos en su nombre. ¡Ay del niño a quien se le da un nombre equivocado!”. Para mayor precisión al respecto, Melià cita a otro capo de la cultura guaraní, a Cadogan, y dice que “asignar equivocadamente a una persona un nombre que no le corresponde es causa de graves trastornos físicos y nerviosos. Como último recurso para salvarle la vida a una persona desahuciada, se procede a cambiarle el nombre (…) el nombre encontrado tiene para el Guaraní un significado muy superior al que puede tener una simple combinación de sonidos y que sirve para llamar a su poseedor”.

De alguna, lo que quiero decir es que me gustaría que mi bebé me dicte su nombre, quisiera que vaya su alma acogida en él.

2 comentarios:

  1. Te sugiero el cuento afroamericano MANAWEE para auementar los detalles antropológicos del significado del nombre.

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  2. me encanta que escribas amiga...y tomo nota mental de todo. Visitaré este blog ( es decir volverè a hacerlo) cuando me toque pasar por lo mismo.. ya sabes... jejej

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