jueves, 25 de noviembre de 2010

8 semanas y 2 días

 


Hoy tiene 8 semanas y 2 días de embarazo. Su bebé es del tamaño de una judía (¿?), es lo que le dicen las páginas más visitadas de internet que le van contando a una mujer, semana tras semana, los cambios que se van produciendo durante embarazo. Una judía es una legumbre pero como no es parte de su universo inmediato, prefiere quedarse con que tiene el tamaño del popular poroto. 

Otro dato que le sorprendió, gratamente pues ya le quedaba la duda de que su panza a esta altura fuera de embarazo o de aquella que desde hace un tiempo se le iba poniendo cada vez más de notorio relieve, es que su vientre, de haber tenido el tamaño de una pera pasó a evolucionar hasta tener la proporción de un melón. Algo de ese melón, quiere creer, es lo que resalta en su ropa. 

Pensó, casi con resignación, que cuando llegara este momento, se convertiría en una de esas mujeres egocéntricas y cargosas que no tienen más tema de conversación que su embarazo. Creyó que el entusiasmo, indefectiblemente, le llevaría a actuar así. También que no le tomaría desprevenida y que ya tendría elaborada la lista de canciones que sonarán y que le cantará a su bebé para que estuviera en contacto constante con la música que su alegría y su pena.Que ya estaría hecha la lista de libros que le leerá para que, desde el inicio de su vida, la voz más cercana y asidua de sus primeros años, le suene a los maravillosos mundos que pueden caber en un libro. En cuanto a los nombres… calculaba que con moñito tendría a mano cada una de las dos opciones, elegidas y selladas con fuego. Nada de esto está listo. 

Con esta serie de textos no pretende llenar un blog rosado y celeste, empalagoso… nada del rosario de clichés que acompañan un embarazo burgués del siglo en que le toca vivir. Si bien pensó que esta experiencia grande tendría tanto poder que, inevitablemente, le jalonaría hacia todas las cursilerías propias, la realidad le está mostrando que siente y vive, quizá no algo completamente diferente al resto de las mujeres que pasan por esta experiencia, aunque sí cierta libertad de poder ser más sincera consigo misma y con lo que experimenta. No resta ni restará la ternura, el entusiasmo ni las expectativas propias de alguien que ya sentía que era su momento, que ya soñaba con caminar aferrada de la pequeña mano, muy por el contrario, quisiera registrar la evolución de todos esos sentimientos que, supone, irán cobrando formas y maneras diversas a medida que avance el embarazo con la evidencia ineludible de la panza que crece y se redondea.

No escribe para acumular lectores, aunque si hubieran miradas que quisieran seguirle, bienvenidas y apreciadas serán. Este es un tema puntual, un blog puntual -podría resultar aburrido para el resto de los mortales- que se propuso hacer mientras tomaba una ducha, porque quiere dejar un legado de memorias sinceras y tiernas a ese pequeño ser que va cobrando forma en su cuerpo sin darle demasiados síntomas ni malestares. Y esto último le lleva a la reflexión de si este detalle ya es una especie de vislumbre de alguna parte de su personalidad…

21 de noviembre de 2010

1 comentario:

  1. Masiado me gusta! Además que siempre dije que escribís bien y lindo, pienso en la emoción de cualquier ser de ver cuánto amor y cuántas cosas tan humanas se expresan a partir de él.
    Fantaseo con ponerme en su lugar y pienso lo mucho que me hubiera emocionado si mi madre hubiera hecho lo mismo, lo mucho que hubiera disfrutado leer cosas así, de cosas que sintió mientras me esperaba. Gracias por compartir todo esto

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