lunes, 29 de noviembre de 2010

Miedos

Uno de sus miedos al enterarse de que estaba embarazada era que las ganas de vomitar la sorprendieran en algún lugar público, sus fantasías catastróficas se concentraban en el colectivo ante la mirada asqueada de los viajeros presentes. Le manifestó esta preocupación a una amiga quien le dio ánimos - a su manera -: “Qué horror, la verdad. Además si no se te nota la panza, nadie será comprensivo”.Y, para reforzar el trauma, la amiga sincericida encimó más información trágica. "Eso no es nada", introduce y a continuación relata el caso de una conocida del ambiente que ambas frecuentan, ya entrada en meses de embarazo. "Lili (*) se meó dos veces en el colectivo". A partir de esa anécdota ya nada recuerda, ya todo fue vértigo...

(*) Se ha cambiado el nombre real para proteger el pudor de la aludida


De ahora en más sólo se sienta mirando fuera de la ventanilla

2 comentarios:

  1. me gusta este "post"
    el relato de un momento cuasi-catastrófico, de esos que -luego al recordar- traen la risa
    (¿llegó? :)

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  2. Llegó. Qué emoción! Mi primer comentario

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